¿Por qué ir a terapia?
Si alguna vez te has preguntado si necesitas terapia, tal vez sea el momento ideal para considerarlo. No hace falta estar sufriendo para buscar ayuda; a veces, simplemente estamos en un punto de incertidumbre o queremos entender mejor lo que nos sucede. La psicología y el psicoanálisis nos brindan un espacio para explorar nuestra historia y nuestras emociones. Aunque puede haber resistencias internas, la relación con el terapeuta es clave para un proceso enriquecedor. Entonces, en lugar de preguntarnos "¿Por qué ir a terapia?", mejor preguntemos: "¿Por qué no?".
Psicólogo Roberto Micheel Domínguez Partida
4/7/20253 min read


Soy de la opinión de que si alguien se hace esta pregunta, es momento de ir a terapia. Es importante recordar que no necesariamente tenemos que estar sufriendo para buscar un espacio terapéutico. Con "espacio terapéutico" me refiero a buscar un psicólogo/a y tener sesiones semanales.
Podemos estar pasando por diferentes momentos en nuestra vida, o incluso por ninguno, que nos hagan preguntarnos qué estamos haciendo con nuestro tiempo, con nuestro día a día. Tal vez necesitemos buscar nuevos horizontes, ver cómo echar más raíces donde estamos, o cambiar de rumbo hacia donde hemos dirigido nuestra mirada durante un tiempo.
Creo que actualmente la psicología, o el psicoanálisis (que es a lo que me enfoco y de lo que hablaré de ahora en adelante), está mucho menos estigmatizado en comparación con hace algunos años. Expresiones como “es de locos”, “con el tiempo se me quita”, “no tengo tiempo para ir una vez por semana”, “no ocupo ayuda”, “es caro” y otros motivos, los llamaremos Resistencias.
En psicoanálisis, la resistencia se refiere al comportamiento de oposición que ocurre cuando las defensas inconscientes de una persona se ven amenazadas por un agente externo. Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, desarrolló este concepto al observar que los pacientes generaban comportamientos que obstaculizaban las sesiones de terapia. Freud explicó que, durante el proceso del análisis, el sujeto llegaba a un punto en el que ciertos pensamientos o deseos se resistían a salir, y la resistencia inhibía la revelación de ideas reprimidas que comprometían al sujeto.
Explico esto para estar conscientes de que podemos creer que no necesitamos terapia cuando, en realidad, nosotros mismos podríamos estar saboteando la decisión de tomarla.
También considero que es importante respetar los tiempos de cada persona y no presionar a nadie para que inicie terapia, ya que no es un proceso cualquiera. Sin embargo, creo que si nos damos cuenta de que estamos estancados, de que hay emociones que no sabemos expresar, o si personas cercanas nos dicen que es hora de tomar terapia, debemos sentarnos a pensar en opciones de psicólogos o psicoanalistas.
El inicio puede ser turbio, dependiendo de los temas a trabajar y el tiempo que los hemos tenido ocultos, pero si existe un deseo genuino de conocernos, de entender nuestra historia para no repetirla, de romper ese cascarón que está agrietado desde hace tiempo y no nos atrevemos a quebrar para dejar entrar la luz, el proceso puede llegar a ser muy enriquecedor. Incluso, podríamos llegar a esperar con ansias el día de la sesión.
En terapia, encontraremos parte de nuestra historia que no recordábamos, o los recuerdos se modificarán hasta llegar a una versión más certera. Por eso es importante elegir con cuidado a la persona con la que vamos a trabajar. Puede ser por recomendación, investigando su información en línea o porque algo en ti te dice “con él/ella quiero ir”. La relación terapéutica con tu psicólogo/a o psicoanalista es fundamental, ya que la terapia, ya sea psicológica o psicoanalítica, tiene momentos altos y bajos, claros y oscuros (y con esto no me refiero a buenos o malos, sino a un camino que, en algunos momentos, puede ser plano y, en otros, con baches). Decidir con quién hacer equipo es crucial.
Para concluir, cambiaría un poco la pregunta inicial a: ¿Por qué no ir a terapia? Creo que, con esto, sería más fácil de responder, teniendo en cuenta lo que hemos mencionado aquí. Tú sabrás cuándo es el momento, no hay presión, pero si existe el deseo, ¿por qué no? El psicoanálisis puede ser una hermosa travesía.