¿Hay palabras en la infancia?
El lenguaje en la infancia se expresa más allá de las palabras; se manifiesta en el juego, el dibujo y la imaginación. Mientras que en la terapia con adultos la palabra es el principal medio de expresión, en los niños su mundo interno se revela a través de símbolos y acciones. El juego se convierte en una herramienta clave para comprender sus emociones y experiencias, permitiendo que lo que no pueden verbalizar tome forma en su interacción con el entorno. Acompañar este proceso implica no solo interpretar sus palabras, sino también observar y participar en su manera única de comunicarse.
Psicólogo Roberto Micheel Domínguez Partida
3/24/20253 min read
Hoy, al despertar, continué con mi lectura personal. Estoy con el libro El Juego del Deseo de Françoise Dolto. Me parece muy interesante su trabajo con niños, lo cual me hizo reflexionar sobre el mío propio.
Cuando inicié mi práctica clínica, mi deseo de explorar el mundo psicoanalítico era tan grande que no importaba el caso que me asignaran, siempre lo aceptaba. En ese entonces, realizaba mis prácticas en la USP (Unidad de Servicios Psicológicos) de la UANL. La lógica institucional era que, al comenzar las prácticas, debíamos trabajar primero con niños, luego con adolescentes y, al final, con adultos. Aunque entiendo la idea detrás de este orden, no comprendo por qué debe ser así. El inconsciente es atemporal, por lo que, para mí, no importa con quién inicies tu trayectoria clínica, siempre y cuando haya respeto por el paciente y un deseo genuino de ayudar y acompañar.
Bueno, después de esta breve reflexión personal, continúo. Disfruto de manera diferente las consultas, ya sea con niños, adolescentes o adultos. No puedo decir que prefiera uno más que otro, solo que cada uno es un disfrute distinto. Ahora, centrándome en los pacientes niños, la forma de trabajo es distinta a la del adulto, que asiste a sus sesiones para hablar y trabajar con la palabra. Con los niños, el enfoque es a través del juego, el dibujo, el modelado con plastilina y otras manualidades.
Es crucial el trabajo conjunto con los padres o tutores encargados del proceso terapéutico del niño. En las entrevistas con los padres, circula la palabra adulta; tratamos de razonar, sentir y comprender lo que le ocurre al niño, también explorando la historia de los padres, pues es posible que haya algo ahí que nos ayude a entender la historia que el niño está escribiendo. En las sesiones, claro que hay palabras, pero son palabras que respaldan lo que aparece en el consultorio. Hay juegos en los que los cojines de los sillones se convierten en fortalezas para escondernos del enemigo, o en escudos con los que nos defendemos mientras nos atacamos con espadas de juguetes o hechas por nosotros mismos. Las líneas de los azulejos del suelo se transforman en carreteras por donde hacemos pasar los carritos que el niño puede llevar. De este modo, no solo circulan los coches, sino también los sentimientos, malestares y afectos que el niño quizás no comprende completamente, pero que se expresan a través del juego.
Como ven, con los niños es más “gráfico”. Lo que el adulto fantasea, imagina o sueña, el niño lo pone tal cual en la consulta. Un adulto puede decir: “Siento que quiero explotar por cómo me siento en el trabajo”. El niño, en cambio, juega con un muñeco, lo lanza contra la pared mientras corre en círculos, gritando de emoción y algo de enojo. Yo le devuelvo algo como: “Vaya, parece que ese muñeco está lastimado, se golpeó fuerte”, y espero a que el niño traduzca el sentir del muñeco.
Entonces, ¿hay palabras en las infancias? Sí, pero hay más juegos. Quiero aclarar que esto no significa que debamos ignorar las palabras del niño. También es importante escucharlas, pero igual de importante es ponernos a jugar con él. Dejar que actúe jugando y acentuar su acción con palabras.
Cuando los niños crecen y llegan a la adolescencia, el juego va desapareciendo poco a poco. Muchas veces persiste, pero se desplaza para dar lugar a la palabra. En la adolescencia, hay silencios, necesarios para que el adulto que está por ser se vaya desarrollando, pero ese es tema para otro escrito.