Adolescencias y Sustancias

En mi trabajo con adolescentes he notado un aumento en el consumo de sustancias, que hoy incluye desde drogas tradicionales hasta energizantes y suplementos. Muchas veces, este consumo está ligado a la presión por la imagen corporal y a vacíos emocionales no resueltos. No se trata de culpar al adolescente, sino de entender su entorno y acompañarlo. Padres, tutores y profesionales debemos escuchar sin juicio, con apertura y presencia. A veces, una conversación sincera puede hacer una gran diferencia.

Psicólogo Roberto Micheel Domínguez Partida

5/12/20253 min read

En mi experiencia trabajando con adolescentes, tanto en consulta privada como en colegios, el uso de sustancias se ha vuelto cada vez más notorio. Lo curioso es que ya no se trata únicamente de las “típicas” sustancias que veíamos hace algunos años, como la marihuana, cocaína, heroína o crack, entre otras. Hoy en día, desde mi perspectiva y experiencia, observo un consumo creciente de productos como bebidas energizantes o polvos de proteína. Sé que existen muchas otras sustancias, pero procuraré hablar desde mi lugar.

He escuchado diversos discursos en los que los adolescentes expresan la importancia que le dan a su figura, su cuerpo y su imagen. Quieren verse delgados, musculosos, atractivos… Aquí comienza un camino peligroso. Si esta preocupación se intensifica, puede desembocar en un trastorno alimenticio. La imagen corporal juega un papel clave, ya que no es lo mismo decir “estoy gordo” que “me veo gordo”. ¿Les ha tocado escuchar a alguien decir: “¡mira! se me ve la lonja”, y al observarlo, claramente no hay tal cosa? Ese es un ejemplo claro de la diferencia entre lo que el cuerpo es y lo que la mirada percibe.

Por supuesto, al hablar de adolescentes, también debemos hablar de los padres o tutores que los acompañan. Aquí surgen otros temas, o más bien preguntas: ¿Qué están tapando esas sustancias? Quiero aclarar que no se trata de responsabilizar únicamente a los padres, sino de entender que todos forman parte de una misma ecuación. No deberíamos pensar en el uso de sustancias adjudicándole todo el peso al adolescente. Es necesario preguntarnos: ¿qué ocurre en casa?, ¿los padres están al tanto de lo que hace su hijo?, ¿los adolescentes están repitiendo un patrón familiar?, etc.

Me queda dando vueltas el tema de las bebidas energizantes. A mayor energía, menos cansancio… ¿menos vacíos? Pero, ¿qué vacíos? Estas preguntas pueden ser muy valiosas en una sesión terapéutica. Si alguien consume una sustancia que lo mantiene despierto, ¿es porque no puede descansar? Si toma algo que le da energía, ¿qué se la está quitando? Como pueden ver, se trata de cuestionar todos esos actos que otorgan un lugar a estas sustancias.

En mi página de Instagram acabo de subir una cita de Peter Blos, en la que señala que las investigaciones sobre la adolescencia son escasas. Me parece algo preocupante, ya que esta etapa es crucial. No lo digo desde la mirada común que la califica como una etapa caótica o de rebeldía, sino como un momento del desarrollo en el que se deja de ser niño y se comienza a formar el adulto. Si durante esta transición el uso de sustancias interfiere o estorba, las consecuencias pueden no ser alentadoras, tanto a nivel corporal como psíquico.

Desde una posible dependencia hasta un vacío emocional que empuja al adolescente a consumir cada vez más, la situación puede volverse progresivamente más compleja.

¿Qué propongo?

  • Si eres adolescente, no busco que sientas culpa ni que pienses que te estás equivocando. Mi intención es que puedas sentir la confianza de hablar con tus padres, tutores o algún profesional sobre cómo te sientes. Incluso si no sabes exactamente por qué lo haces, está bien. Lo importante es estar dispuesto a ser acompañado para encontrar esa respuesta.

  • Si eres padre o tutor, acércate a tus hijos con apertura. Pregúntales si consumen alguna sustancia, averigua en qué puedes ayudar y, sobre todo, evita hacerlo desde el castigo. Estas situaciones no ocurren porque el adolescente sea “chiflado” o lo haga “para llamar la atención”. Hay algo más detrás que aún no ha podido manejar.

  • Y si eres profesional de la salud, infórmate y prepárate para saber cómo acompañar a alguien que necesite ser escuchado. A veces, una escucha genuina puede marcar la diferencia.